En la última clase de la Rueda del Tiempo, Luciano nos dejó esta tarea:
"¿Cómo les va a todos con su investigación de medir el tiempo en horas energéticas y usar la intensidad para adquirir más conciencia?"
Al principio, no sabía exactamente qué responder.
¿Qué significaba realmente medir el tiempo en horas energéticas? ¿Cómo se relaciona la intensidad con la adquisición de conciencia?
Poco a poco, entendí que lo que los videntes del México antiguo nos dejaron como legado es una forma completamente diferente de ver y vivir el tiempo.
Para ellos, el tiempo no es esa estructura fija que medimos con relojes y calendarios. Es una energía maleable, algo que podemos expandir o comprimir a voluntad, dependiendo de cómo interactuemos con él. Aquí es donde entra el concepto de intensidad.
La intensidad no es otra cosa que la densidad de conciencia que ponemos en cada momento.
Si llenamos una hora de nuestra vida con verdadera atención, foco y propósito, esa hora puede convertirse en una experiencia mucho más profunda, tan rica en aprendizaje y conciencia que podría equivaler a vivir toda una vida en ese lapso.
Es fascinante, ¿verdad? Pero más que una teoría interesante, es algo que podemos practicar.
En la clase, Luciano nos animó a vivir esas “horas energéticas”, momentos en los que cada cosa que hacemos la vivimos con una intensidad máxima.
Ya sea algo simple como hacer una tarea del hogar o algo más profundo como reflexionar sobre un momento importante de nuestra vida, la clave está en sumergirse completamente en la experiencia.
El truco está en dejar de medir el tiempo de manera convencional y, en cambio, llenarlo de significado. ¿Cómo hacemos esto?
Practicando la impecabilidad en nuestras acciones, haciéndolo todo como si fuera la última vez que lo vamos a hacer.
Al vivir así, el tiempo deja de ser esa sustancia rígida y se convierte en algo flexible, en una oportunidad constante de crecer y acumular conciencia.
Mi experiencia con esta tarea ha sido reveladora.
Al principio, sentí que el tiempo seguía igual, pero luego, al prestar más atención a cómo estaba invirtiendo cada minuto, empecé a notar que ciertas horas parecían durar más, como si hubiera vivido más en ese breve lapso que en muchas otras horas de mi día.
La intensidad de cada acción me permitió estar más presente y más consciente de mí misma y del entorno.
Y tú, ¿cómo estás viviendo tu tiempo?
Si te interesa profundizar en estas ideas y aprender cómo puedes empezar a dominar el tiempo como lo hacían los videntes, no deberías perderte nuestro curso donde exploramos prácticas y enseñanzas ancestrales que te ayudarán a transformar tu vida.
Hasta pronto
Pilar