Entender que somos entidades de energía pura y que la muerte es nuestra más sabia consejera nos abre un horizonte lleno de posibilidades, entre las cuales destaca la opción de emprender un "Camino con Corazón".
Existen multitud de senderos que podemos recorrer en la vida, pero la elección final siempre es nuestra, y dependerá de si logramos dar un espacio central al corazón en ese proceso de decisión.
Carlos Castaneda, célebre autor y explorador de la conciencia humana, representó en vida la esencia de este concepto. Según sus palabras, para elegir un Camino con Corazón, es imprescindible "reunir energía".
Con la práctica de la metodología Being Energy®, nos proponemos justamente eso. Nos enfocamos en cultivar y acumular energía para seleccionar nuestras rutas de manera consciente y deliberada. En lugar de ser arrastrados por la marea de preocupaciones cotidianas y sufrimientos innecesarios, aspiramos a vivir plenamente en el presente: con cada respiración, con cada interacción con nosotros mismos y con los demás. Solo desde un estado de total presencia podemos emprender un verdadero Camino con Corazón.
El corazón, en todo este proceso, es mucho más que un simple órgano. Es un centro de percepción dotado de su propio "cerebro". Su campo electromagnético supera al del cerebro superior, y su incesante actividad nos mantiene en constante conexión con cada parte de nuestro cuerpo. Pero hay aún más: el corazón es comúnmente considerado el verdadero hogar del amor.
Nuestros caminos no están predeterminados, por mucho que a veces pueda parecerlo. A menudo, buscamos afuera de nosotros mismos recetas y mapas a seguir, creyendo que estas guías nos conducirán a la salvación o a la realización personal. Sin embargo, esta estrategia puede acabar conduciéndonos a la desilusión y confusión. Entonces, ¿qué alternativa tenemos?
Vivir un Camino con Corazón implica permitir que nuestro corazón actúe como brújula. Se trata de invitar a nuestro corazón a estar completamente presente en cada instante y en cada aspecto de nuestras vidas, incluso cuando las circunstancias son adversas. Es vivir conscientes de nuestra condición de seres de energía, reconociendo a la muerte como nuestra consejera, y asumiendo una responsabilidad no solo hacia nosotros mismos, sino también hacia nuestro planeta.
Con afecto,
Pilar.
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