Cambiar hábitos para Optimizar la Capacidad de Ensoñar
Para optimizar nuestra capacidad de ensoñar, es esencial transformar ciertos hábitos que nos limitan y cultivar aquellos que nos fortalecen.
Reconocer y Desafiar el Hábito de Autolimitación
El primer paso es identificar el hábito profundamente arraigado de "cortarnos las alas", es decir, negar y ocultar nuestros propios recursos y dones. Este hábito se desarrolla a través de la socialización y experiencias pasadas que nos convencen de nuestra inadecuación. Es crucial desafiar este diálogo interno negativo que insiste en que no somos capaces, que carecemos de recursos o que no merecemos alcanzar nuestro potencial.
Reclamar y Desplegar Nuestros Dones
Una vez identificado este hábito limitante, podemos comenzar a reclamar nuestros dones y recursos. Esto implica recordar historias de nuestro pasado, hacer dibujos u otras actividades que nos conecten con esas capacidades innatas que hemos olvidado o relegado. Reconocer que, como seres energéticos, poseemos un potencial ilimitado es un paso vital hacia nuestra expansión.
Poner en Práctica Nuestros Dones en la Vida Cotidiana
Reconocer nuestros dones no es suficiente; es necesario llevarlos a la acción. Cada interacción, cada tarea cotidiana se convierte en una oportunidad para desplegar nuestras alas. Por ejemplo, si identificamos la generosidad como uno de nuestros dones, podemos practicarla conscientemente en nuestras relaciones y actividades, ofreciendo lo mejor de nosotros al espíritu y a los demás.
Cultivar la Presencia en el Mundo
Al aplicar nuestros dones en la vida cotidiana, cultivamos la presencia y la atención plena en cada experiencia. Esto implica aquietar el diálogo interno, escuchar con todo el cuerpo, observar con claridad y actuar con inteligencia y generosidad. Con esta práctica, afinamos nuestra percepción y expandimos nuestra capacidad de ensoñar.
El Intento Inflexible
Transformar hábitos requiere la tenacidad del intento inflexible. Habrá momentos de caída, duda y aparente estancamiento, pero la clave está en levantarse una y otra vez. El deseo de volar en la libertad de la conciencia es una fuerza poderosa que nos impulsa a seguir adelante.
Registrar y Compartir Nuestras Experiencias
Es valioso llevar un registro de nuestras experiencias al aplicar estos nuevos hábitos, observando los cambios en nuestra percepción y en nuestras interacciones. Compartir nuestras vivencias con otros practicantes enriquece nuestro aprendizaje y crea un ambiente de apoyo mutuo.
Al transformar nuestros hábitos y mantener una práctica constante, podemos optimizar nuestra capacidad de ensoñar. Esto no solo implica tener sueños lúcidos, sino vivir de manera más consciente, plena y conectada con nuestro verdadero ser.
Escrito inspirado en las clases de Luciano Esteves, El Arte del Esueño-
Si te ha gustado déjame un comentario o un corazoncito, para saber si te interesa
Muchas gracias
Pilar