Siempre que despierto practico algunas de las decenas de técnicas que he aprendido para relajarme o silenciarme. Hay una que nos enseñó el psicólogo e instructor de Being EnergyⓇ, Luis Eduardo Venegas, consiste en que nada más despiertes, sigas en la cama y te quedes absolutamente inmóvil y relajada.
Guaooooh, a veces funciona y entras en un estado exquisito de silencio, de ensoñación. Una mañana de esta semana tuve la sensación que podía llevarme ese estado a la vigilia, al día cotidiano, y alargarla durante todo el día.
Y fue cuando me vino la idea de la jubilación, la jubilación de las preocupaciones, que tiene que llegar un momento en nuestra vida donde ya no tengamos preocupaciones. (pero no porque no nos pasen cosas).
La vida, como sabemos, está llena de desafíos y obstáculos que a menudo nos obligan a adaptarnos y aprender. Sin embargo, a veces caemos en malos hábitos como una forma de manejar estos desafíos, solo para descubrir que, a largo plazo, nos dejan más agotadas y estresadas.
La buena noticia es que existe una amplia variedad de prácticas saludables (que apenas se enseñan en las escuelas) que pueden ayudarnos a afrontar eficazmente los desafíos de la vida y reemplazar estos malos hábitos.
Identificando los malos hábitos
Para cambiar nuestros malos hábitos, primero debemos ser capaces de identificarlos. Estos pueden variar desde la negación de problemas, el trabajo excesivo (workaholismo), el abuso de sustancias, el comer en exceso o no comer lo suficiente, hasta comportamientos impulsivos y riesgosos. Aunque estas acciones pueden parecer ofrecer un alivio temporal, en realidad, suelen generar más problemas y no resuelven los problemas subyacentes.
Adoptando prácticas saludables
Afortunadamente, hay varias prácticas saludables que podemos adoptar para manejar mejor nuestros desafíos. Aquí te presento algunas:
1. Atención plena: Este enfoque nos ayuda a centrarnos en el momento presente, aceptando nuestros pensamientos y emociones sin juzgarlos. Esta práctica nos permite responder a nuestros desafíos de manera más calmada y racional.
2. Ejercicio regular: La actividad física regular, ya sea caminar, correr, yoga, Being EnergyⓇ, o cualquier otra actividad que disfrutes, ayuda a liberar endorfinas, conocidas como las "hormonas de la felicidad", que mejoran el estado de ánimo y reducen el estrés.
3. Escritura reflexiva: Llevar un diario puede ser una excelente manera de procesar nuestras emociones y preocupaciones. Al escribir, podemos obtener una nueva perspectiva y entender mejor lo que estamos sintiendo.
4. Terapia cognitivo-conductual: Este tipo de terapia nos ayuda a identificar y cambiar patrones de pensamiento negativo, mejorando nuestra capacidad para manejar el estrés y la ansiedad.
5. Práctica de la gratitud: La gratitud nos ayuda a centrarnos en los aspectos positivos de nuestra vida, lo cual puede aliviar el estrés y mejorar nuestro bienestar general.
6, Técnicas de sanación de la energía: Estas técnicas intuitivas y accesibles están diseñadas para ser fácilmente integradas en la vida diaria. Una vez que las dominamos descubrimos un nuevo nivel de poder personal y autoconciencia que nos permite afrontar los desafíos de la vida con una perspectiva renovada y un sentido de calma y equilibrio. (Justo acabamos un curso de Elena Parsons sobre estas técnicas).
Recordar que el cambio lleva tiempo es esencial. No se trata de hacer un cambio drástico de la noche a la mañana, sino de adoptar gradualmente hábitos más saludables que puedan ayudarnos a manejar los desafíos de la vida. Si te sientes abrumado, siempre es útil buscar el apoyo de un profesional de la salud mental.
Aquí te dejo una clase práctica del Dr. Luís Eduardo Venegas.
Estas prácticas saludables pueden proporcionar un camino más sostenible y saludable para afrontar los desafíos de la vida. En lugar de simplemente intentar escapar de nuestros problemas, podemos aprender a afrontarlos y manejarlos de una manera que promueva nuestra salud y bienestar.
Energía y Silencio,
Pilar